Vivir en un barco. ¡Parece una locura! Fernando Zuccaro pagó tan solamente 1.500 dólares por un navío genovés hundido en 1886 llamado Pegli. En la actualidad, es conocido como Goleta Gringo y se ha convertido en su hogar, donde navega por Brasil. Si quieres saber más sobre el segundo barco más viejo del mundo en funcionamiento, sigue leyendo.

Vivir en un barco: El sueño de Fernando Zuccaro

Fernando Zuccaro es un navegante de 60 años de edad, procedente de La Plata. Desde niño tenía el sueño de navegar, incluso miraba la costa con sus amigos cada vez que iban al río montando en bicicleta. En una ocasión, armaron una balsa con el respaldo de una cama y cuatro cubiertas infladas.

Llegaron al río, montaron la balsa y salieron por la dársena, gracias a sus remos de escoba. Pero justo al salir un barco mercante se les vino encima, así que se dieron cuenta de que la labor de navegar no era tan sencilla. 50 años después, Fernando relata esta historia desde su barco hogar.

Es un velero de mástil alto del año 1886, uno de los más antiguos del planeta que todavía navega. Este barco alberga no solamente al fiel navegante, sino también a su esposa Bárbara y sus hijos Juan y Aquiles. Fernando tiene otros hijos, que reciben los nombres de Mateo, Clarita y Amparo.

¿Cuáles fueron los comienzos?

Zuccaro relata que era mucho más fácil aprender a navegar en los años 80, ya que había maestros inigualables. “Te embarcabas como aprendiz de marinero en algún barco, rendías un examen y listo, ya eras todo un navegante”, dice. Tantos así que su primera nave fue conocida como el Jano II. Lo más maravilloso para cualquiera: vivir en un barco.

Fernando vio un anuncio en una revista, por un precio totalmente absurdo, ubicado en San Isidro. Se encontraba podrido y trabado en una sucesión, así que lo compró junto con un amigo. Posteriormente, se dirigió hacia La Plata y cargó Nafta en el Riachuelo.

Cuando iba de entrada al puerto, se hundió por una sudestada de fuerza ocho, aunque posteriormente fue rescatado. El encargado de tal hazaña fue el Draga 259 Mendoza, relata Zuccaro entre carcajadas. Debido a este acontecimiento, Fernando tuvo que soportar las bromas de sus amigos de rugby.

Te gustaría vivir en un barco

 

La historia de Popeye el Marino argentino: vivir en un barco

Recibió el apodo de Popeye el Marino, probablemente más en son de burla que de otra cosa. Pero ese nefasto inicio no hizo que dejara atrás sus sueños, ya que compró otro barco desarmado. En esta ocasión se trataba del Yacht Club de La Plata, diseñado por Germán Frers.

Ahora sí marchaba todo bien, incluso navegó con varios amigos a Punta del Este y Montevideo. A medida que transcurría el tiempo, fue aprendiendo nuevos métodos para navegar y pasar más tiempo en el agua. Desde ese momento, prácticamente vive en barcos, y es poco lo que pisa una casa.

Aparte de esto, tuvo un narval con el nombre de Marian Dik, con el cual atravesó el océano a vela y llegó a Europa. Hoy día, Fernando, quien siempre ha trabajado en mantenimiento, tiene una casa pequeña en el puerto de La Plata. Está ubicada en el canal Saladero y Río Santiago.

¿Qué sabemos del Goleta Gringo?

Fernando Zuccaro es experto en la manipulación del vidrio, hierros y madera, así que siempre pensó en armar su propio barco. En una ocasión estuvo a punto de comprar un remolcador alemán, aunque sus amigos se lo impidieron por el peligro. Como recomendación, recibió el consejo de buscar invertir en un carguero rápido.

Nuestro navegante relata que le costó bastante encontrarlo, hasta que el día menos esperado se topó con el Pegli. Estaba ubicado en Rincón de Milberg e inmediatamente quedó enamorado. Estaba hundido y lo compró exactamente como chatarra, prácticamente una locura para los años 90.

Le costó 1.500 dólares, luego de lo cual lo sacó a tierra para realizar las reparaciones que eran necesarias. Restos de zapatillas, ratas, barro y otros restos de desperdicios albergaban media bodega.

Un sueño hecho realidad

Durante dos días, Fernando estuvo sentado en el astillero observando y detallando su barco. No sabía qué hacer ante semejante estructura que estaba por los suelos, pero él sentía que era perfecto. Por lo tanto, no podía dejar que muriese, así que decidió revivirlo de una manera espectacular.

Con la ayuda del Astillero Río Santiago, la reparación llevó unos seis meses. También intervino la Armada Argentina y la Técnica Naval de Tigre para dar paso uno de los resultados más sobresalientes. Se obtuvo un barco de 29.8 de alto y 37.6 de largo con 3 metros de calado.

Además de esto, colocó una quilla para reforzar la zona. En la actualidad y luego de tres décadas, Zuccaro está totalmente orgulloso de haber realizado aquella labor. Vio crecer esa obra de arte con sus propias manos, desde la herrería hasta la carpintería, sin olvidar las fundas de los colchones.

¿De dónde viene el nombre?

Cuando la gente veía a Fernando martillar aquel pedazo de chatarra, le llamaban gringo loco. Ahora bien, cuando tuvo su mástil y el barco regresó al agua, las personas cambiaron de parecer. Ya no estaba loco, pero seguía recibiendo el apodo de gringo.

Por otra parte, goleta se trata de todo barco que tenga más de dos palos. De cualquier modo, Zuccaro menciona que todo eso fue posible gracias a que se topó con gente de primera que lo ayudaron en el emprendimiento. Así se dio paso al Goleta Gringo.

¿Cuál es el origen del Pegli?

Es un barco que se construyó en el Astillero Roncallo de Génova que recibió el nombre de Luigino Palma en sus inicios. En el año 1886 fue lanzado por primera vez al mar. No obstante, no se sabe a ciencia cierta cuánto tiempo tardó su construcción. Incluso, gran parte de los astilleros desaparecieron luego de la segunda guerra mundial.

Consiste en un barco de carga que podía transportar hasta 350 toneladas de mercancía. Desde la Toscana, salía con mármol de Carrara para descargarlo en las Costas de Irlanda. Posteriormente, era llenado con carbón de piedra para emprender un viaje por mar hasta la Argentina.

Una vez se encontraba en el puerto de La Plata, la bodega era limpiada a escobazos para colocar en ella trigo. Por último, zarpaba al viejo continente de regreso, según la historia que nos cuenta Fernando. También indica que varios pasajeros llegaban a país en el Pegli escondidos entre la carga.

¿Qué ocurrió con el Gran Pegli?

Al crearse la marina mercante, el barco dejó de hacer el trayecto, específicamente en el año 1933. Entonces comenzó a llevar cebollas desde el Mar de Plata hasta Río Grande, de donde obtenía café. Por último, iba a Uruguay llevando chatarra.

Con el paso de los años, el barco se pudrió y quedó abandonado en el lugar donde Fernando lo compró. Recuerda que lo que más deseaba era vivir en un barco y nada lo iba a impedir.

Vivir en un barco El sueño de Fernando Zuccaro

 

La mejor tripulación

A finales de los años 90, Fernando sufrió una crisis de espasmo coronario. Por consiguiente, decidió llevar una vida más tranquila, a pesar de estar quedando sin trabajo. En ese transcurso, adquirió su barco, en donde hoy vive con su esposa Bárbara, bióloga marina de San Fernando.

Su esposa estaba cansada del sistema académico del país, hasta que conoció a Fernando y emprendió la vida marítima. Tienen muchas cosas en común, siendo una gran compañera, marinera y sobretodo cocinera.

La mudanza a Brasil

La familia Zuccaro, temiendo que la crisis económica volviese a ser tan fuerte como en los 90, decide mudarse a Brasil. Ahora recorren sus aguas, ya que no están limitados en ningún sentido. De hecho, cuentan con las mismas amenidades de una casa terrestre.

Disponen de cámara frigorífica, microondas, heladera, lavadora, horno y otros electrodomésticos esenciales. Fernando menciona que la televisión le da igual, pues nunca le ha gustado. A pesar de ello, han instalado un plasma donde ven películas en familia.

Tienen 6 camarotes, baños, duchas y otros dos camarotes cuádruples. Viven en paz, sin temor a la delincuencia, disfrutando de la gran naturaleza marítima. Y como un bonito regalo, junto con su esposa crían  a su pequeño hijo Juan, quien nunca ha vivido en una casa.

Haz tus sueños realidad: Si lo quieres, puedes vivir en un barco

Así como Fernando Zuccaro hizo sus sueños realidad, a pesar de las dificultades, tú también puedes hacerlo. Tanto él como su familia disfrutan de viajar por el mar, teniendo una vida placentera y agradable.

Si deseas leer más historias como esta, no dejes de visitar nuestra página con frecuencia. Además, te damos consejos sobre viajes y cómo mantenerte económicamente al recorrer el mundo.

¡Hasta la próxima!

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