No es ninguna novedad que la vida cotidiana puede tornarse en muchos casos aburrida y repetitiva. Es cierto que mantener durante años el mismo trabajo y caminar por las mismas calles genera cierta sensación de seguridad, sin embargo todos fantaseamos alguna vez con dejarlo todo y lanzarnos a la aventura. Y justamente es lo que hizo El bicho latino.

Olvidarnos de los estrictos planes a futuro, soltar las riendas de nuestra propia vida y -como dice el dicho- dejar que la vida dicte. ¡Qué maravilla! Pero ¿Y si fuese posible decirle adiós a la monotonía?

En este artículo vamos a conocer todo sobre El bicho latino: quién es, cómo nació la idea, de dónde partieron, hacia dónde van, quiénes son sus integrantes, sus libros, de qué manera solventan sus aventuras, en qué creen, qué están haciendo actualmente y cuáles son sus objetivos. 

¡Hoy nos vamos a poner en la piel de Mamá Shanti, su marido Matu y la pequeña Zaina!

El bicho latino
El bicho latino

¿Cuándo comenzó a viajar el bicho latino?

Lo cierto es que la historia de Shanti y su bicho latino comienza en el año 2005, cuando dejó su trabajo como fotógrafa de una revista en Buenos Aires, compró un antiguo bus de pasajeros Mercedes Benz 1114 y comenzó a viajar por las rutas argentinas. El objetivo era más que sencillo: escapar de la vida rutinaria, conocer distintos lugares y gente diferente. ¡Vaya que lo consiguió!

Tomar la decisión de salir de la lógica que propone la gran ciudad no fue tarea fácil. Pero cada vez que Shanti pensaba en la posibilidad de que sus días continúen siendo un ir del trabajo a su casa y de su casa al trabajo, la loca idea de emprender viaje iba tomando más forma en ella. 

Así fue como vendió todas sus pertenencias y empezó a buscar vehículos para comprar. Un día se topó con el futuro bicho y -de alguna extraña manera- supo que ese sería su destino. Ponerse al volante de su propia vida es una tarea que a mucha gente puede costarle años. Shanti (que aunque nació en Bélgica es latinoamericana por adopción) supo tener la paciencia necesaria hasta conseguirlo.

Con muy pocos ahorros pero muchísimas ganas de ver el mundo, partió Shanti en su flamante y nueva casa. De lo único que estaba segura era de que al fin estaba siendo fiel a su más íntimo deseo: sentirse libre. 

El bicho latino
El bicho latino

¿Con quiénes viaja el bicho latino? 

Las casualidades de la vida quisieron que un tiempo más tarde Shanti conozca a Matu, también fotógrafo, en la península de Valdéz. El encuentro fue mágico. No tardaron en darse cuenta de que pasaba entre ellos algo profundo y comenzaron a viajar juntos. Él tenía la misma sensación que ella: la monotonía de la vida cotidiana lo estaba convirtiendo en un ser triste, sin deseo. Se sentía preso de sí mismo. 

Matu estaba seguro de que necesitaba un cambio de vida pero no lograba descifrar cuál. Fue entonces que, después de conocer a Shanti, se subió al bicho y ya no sintió la necesidad de bajar. 

Entre viajes y postales, la pareja se fue fortaleciendo y fortaleciendo. Tres años más tarde -mientras viajaban por Ecuador- nació el fruto de ese amor: Zaina, quien adora el estilo de vida que sus padres eligieron para ella. Es feliz viajando de ciudad en ciudad y siendo educada por su madre. Al no tener internet ni televisión, la pequeña se hizo fanática de la lectura y disfruta de hacer amigos en cada lugar al que llegan. 

¿De qué manera viaja el bicho latino?

Aunque al principio del camino el objetivo de este bicho que mide nueve metros de largo y pesa diez toneladas no estaba del todo claro, no tardó en esclarecerse: llegar a México. Y con el correr del tiempo el destino volvió a modificarse en una apuesta todavía más ambiciosa: conocer Alaska. 

Para ese entonces, la vida rutinaria y sus peligros ya habían quedado lo suficientemente lejos. Pero, cuando alguien decide vivir viajando ¿Es todo del color de las rosas? 

Como cualquier camino, el de estos particulares viajeros ha estado plagado de incertidumbre y contradicciones. También de diversión, claro, de conocimiento y anécdotas infinitas. Ellos dicen elegir su camino “sin basarse en guías turísticas, aplicaciones ni experiencias ajenas”. No quieren que nadie les allane el camino. Quieren hacer el camino al andarlo. Y así lo hacen. 

Este camino de aprendizaje comenzó a trazarse la primera vez que se quedaron sin dinero. Según palabras de Shanti allí comenzó el verdadero viaje, ya que al no contar con dinero, se vieron obligados a vivir en el presente. A olvidar ese ayer en la ciudad, cuando quizás todo estaba al alcance de las manos, y también a olvidar el mañana, porque no tenían idea qué les propondría la vida. 

Libro de el bicho latino 

Aunque Shanti y su familia viajan casi todo el tiempo, no sólo a ello dedican sus días. Shanti escribe, y ha publicado las dos partes del libro “El bicho latino: descubrí el mundo en mi jardín” en las que narra los detalles más sabrosos de sus travesías por Latinoamérica. 

El libro está colmado de las innumerables anécdotas que han vivido, los lugares recorridos, los personajes conocidos y lo más importante: el proceso interno que ha ido transitando junto a su familia durante todo este tiempo. 

El resultado es un libro sencillo de leer, que absorbe al espectador desde sus primeras oraciones y termina inspirando a quien sea que abra las páginas. 

No todo es color de rosas a bordo del bicho latino. Muchas veces el movimiento es también emocional. Y es que llevar adelante este estilo de vida puede resultar agotador: el hecho de no contar con un sueldo a principio de mes y moverse todo el tiempo de ciudad en ciudad puede resultar estresante. Tamaña mezcla de sentimientos y decisiones están también incluidas en este libro que ha sido un éxito de ventas y ayuda a sus protagonistas a solventar sus gastos.  

Shanti sabe lo particular que es su historia: formó su familia en el pasillo de un autobús. Y sus diarios de viaje le sirven para abrir su corazón y contarlo todo, sin añadiduras ni firuletes, y con cierta dosis de alegría. Porque si hay algo de lo que Shanti está segura es de que el sólo hecho de pensar en volver a tener un trabajo fijo, una casa fija y una ciudad fija le da dolor de cabeza. Ya son más de quince años viajando por América Latina. 

El bicho latino suele ser noticia en cada pueblo o ciudad a la que llegan. La mayor parte de las veces son muy bien recibidos. Hogareños y hogareñas, les brindan espacio en sus casas o terrenos para que puedan estacionar tranquilos y les comparten historias del lugar. Sin embargo, alguna que otra vez han sido víctimas de difamaciones de parte de algunos medios de comunicación. Pero a Shanti y a su familia esto no les importa: lo que vale es que están unidos. En viaje. Y en constante aprendizaje.

¿Cómo solventa sus viajes el bicho latino?

La Geografía no escapa a la historia de esta familia (han recorrido más de dieciocho países), pero tampoco lo artístico, ya que el bicho latino está pintado a mano en distintas tonalidades de verde y celeste, generando una hermosa y personal visión de la naturaleza que no deja de llamar la atención a todo aquel que se lo cruza. 

Además de su nombre, en el bicho también puede leerse una extraña petición: colaborar con el gasto del diésel. Y es que no sólo de la venta de los libros vive la familia: además venden camisetas, postales, su canal de YouTube genera algunos ingresos y un sinfín de actividades que se les van ocurriendo a medida que van llegando a nuevas localidades. Según Shanti, el secreto no sólo es “que el plan sea no tener plan” sino “gastar lo menos posible”.

La vida está hecha de decisiones. Tanto Shanti como Matu están satisfechos con su experiencia porque no querían llegar a viejos sin haber hecho algo “distinto”. Y aunque es cierto que cada día es una batalla que no saben si ganarán, no lo es menos que gracias a la gente que van conociendo, a la unión familiar y a las ganas de seguir aprendiendo de la vida, van ganando todas las batallas. 

¿Será que al final es cuestión de animarse? ¿De dejar que las cosas fluyan? ¿De prohibir que esos miedos que todos tenemos nos impidan realizar nuestros anhelos? Quizás. Ya lo dice el dicho popular: tírate y aparecerá la red. Es lo que esta familia hizo alguna vez, y más de quince años más tarde sigue apareciendo una red distinta cada vez que lo necesitan. A veces viene en forma de ayuda económica, a veces es un terreno para alojarse, a veces comida, diésel, o una sencilla pero enriquecedora charla con un lugareño. Pero siempre aparece. 

¿Qué está haciendo ahora el bicho latino? 

El canal de Youtube de El bicho latino tiene una estética maravillosa (quizás allí tanto Shanti como Matu han podido imponer su pasado en fotografía) y en el van subiendo videos en los que cuentan los recorridos que hacen y los lugares que conocen. 

Actualmente se encuentran en México (Guadalajara), país que adoran y del cual tienen pensado conocer cada recoveco. En su último video, Shanti viaja a Huasteca Potosina y conoce el proyecto Yum Kaax. 

Lluvia, vientos, sol, truenos, primaveras, veranos, luces, sombras, apuros, sonrisas, mates, charlas, enigmas, emoción, tranquilidad y angustia. Inviernos, silencios, aventuras, secretos, abrazos, amigos y otoños ha atravesado ya este famoso Bicho Latino, quien seguramente ni siquiera pudo sospechar cuánto camino le faltaba transitar cuando dejó de ser un ómnibus escolar y fue adquirido por una fotógrafa belga para salir a recorrer lugares. 

Quizás esa misma transformación sufrieron los integrantes de la familia. Y quizás nosotros, leyendo sobre ellos desde nuestras casas, a un paso de tomar esa decisión que cambiará por completo nuestras vidas (o al menos nos sacará un ratito de nuestra consabida cotidianeidad) podamos sentirnos en viaje y aprender con ellos. 

Porque es cierto que no es fácil, pero a pesar de las contradicciones que puedan llegar a aparecer, esta familia afirma que no cambiaría esta vida por nada del mundo. Es más, dicen que -de haber sabido que se sentirían así- hubieran emprendido el viaje mucho antes. Dejar fluir. Y que ese dejar fluir vaya creando magia para todo aquel que se anime a creer en ella. Porque, después de todo, se trata de eso: creer. Primero, en uno mismo. Después, en los demás. Y finalmente, en que el viaje que decidamos hacer será perfecto para nosotros. 

El bicho tiene una propuesta muy sencilla para todo aquel que haya escuchado hablar sobre él: que cuando sus caminos se crucen sólo le griten muy fuerte: ¡Bicho, bicho, bicho! y no hay dudas de que tanto Mamá Shanti como Matu e incluso la pequeña Zania, sacarán sus manos por las ventanillas para saludar a sus amigos. 

Porque si hay algo que esta familia aprendió en estos largos años es que los amigos son lo más importante que existe: estés en la Patagonia, en Egipto, en Bélgica, en México, en Alaska o en cualquier parte del planeta Tierra.  

Redes sociales de el bicho latino 

¡El canal de YouTube El Bicho latino es genial! Tiene una estética hermosa, muy colorida. Desde el video de presentación hasta los videos de viajes que van subiendo, en todos se puede entender perfectamente cómo vive la vida esta familia. Tienen casi 30.000 suscriptores ¡Pueden tocar la campanita para que les avise cuando suben un video nuevo! 

¡En Facebook tienen casi 100.000 seguidores! Por algo será, ¿no? Pueden seguirlos aquí, donde además Mamá Shanti va contando las intimidades de los viajes y algunos secretos más. 

En Twitter, @amigosdelbicho es la opción ideal ya que todas las personas que conocen a la familia van ayudándolos para que puedan continuar su travesía. También van contando en qué parte del mundo está el bicho. 

También tienen un Instagram, para los amantes de las imágenes. ¡Y a recorrer América junto a Shanti y su familia! 

Recomendación: ¡Si querés conocer las distintas anécdotas que esta familia atravesó en estos más de quince años, podés adquirir sus libros desde Amazon.com!

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